La crianza se torna compleja conforme el tiempo pasa, tu bebé no sólo crecerá en tamaño y peso, sino que, también a nivel cognitivo lo hará. Es decir, poco a poco comprenderá las rutinas que mamá muestra a diario y eso le permitirá sentirse aceptado, parte de y sobre todo se sentirá amado. Mostrará con su llanto los momentos de desagrado (pañal sucio, hambre, sueño, frio, calor, gases, etc.) y los ruidos incómodos. A su corta edad nos da a notar que es lo que le gusta y disgusta a la vez, por lo que, debemos saber cómo manejar aquellas emociones y reacciones y qué hacer frente a ellas.

Las emociones son situaciones intensas pero que no tienen una duración prolongada y extensa, por lo que es deber de nosotros como padres reconocerlas y validar (aceptar lo que está sintiendo) para que nuestro bebé vaya comprendiendo y aceptando la situación de enojo, tristeza, alegría, miedo o temor que el medio ha presentado y que a la vez el bebé sepa cómo reaccionar y pueda enfrentarlo con naturalidad y ya no con gritos, llantos exagerados o lanzamientos al piso.

Es fundamental que mamá o papá puedan brindar el tiempo para aceptar lo que el bebé sintió y a su vez para sacarle del ambiente que le está generando aquella molestia. Es válido sacar a los pequeños del sitio y llevarlos a otro ambiente, podemos ayudar distrayéndolos con algún sonido o algo del sitio  y así logramos detener el enojo y llanto. Debemos tener mucho cuidado de no dejar que nuestro pequeño pase un largo tiempo de enojo, ya que con el tiempo aquellas emociones se tornarán más complejas de calmar.

Para delimitar aquellas emociones que nuestros bebés pueden sentir en algún momento o situación es indispensable enseñarles a qué identifiquen la afirmación del SI y la negación del NO. A través de estas aseveraciones ellos concientizan que es permitido y que no con tan sólo el tono de nuestra voz y las expresiones faciales que conlleva cada uno.

Es importante que vayas poniendo límites a tu bebé, principalmente en  cosas que puedan afectar su seguridad, como coger cosas peligrosas y también si pega, escupe o muerde. Los límites bien aplicados son sanos y ayudan al bebé a convivir de forma armónica con su familia.

Con cariño

Sandra

Psicóloga y especialista en estimulación temprana

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